Es cierto que puede que este medio, SIN INTERES COMERCIAL, no tenga muchos seguidores, pero dos de los asiduos lectores, como son J. Ignacio Corcuera y José del Olmo, están en el culmen del conocimiento de la historia del futbol como lo demuestran cada mes en la publicación más prestigiosa sobre este deporte en España (no el Estado español), como es CUADERNOS DE FUTBOL de CIHEFE, revista de la que este medio es fiel seguidor y aprende un “montón”.

Hoy se le ha pedido a J. del Olmo, que revise el artículo de Xavier G. Luque de título “La gloria del campeón”, publicado en La Vanguardia con ingresos económicos para el autor por el mismo.

Y del Olmo, tan generoso como Corcuera, con este medio y sin interés comercial, naturalmente, pone su gran conocimiento sobre competiciones europeas, además de su lupa en el mencionado trabajo.

Para que el lector se centre mejor, se indica lo primero el articulo revisado y a continuación lo que opina del Olmo del mismo.

Un dato previo para el que no lo conozca es que ni Corcuera, ni del Olmo son madridistas, a diferencia del medio.

 SON SIMPLEMENTE HISTORIADORES DE FUTBOL DE CIHEFE Y QUE CUANDO ESCRIBEN NO TIENEN COLORES.

ARTICULO A REVISAR.

 

 

CONTESTACION DE DEL OLMO

Xavier G. Luque demuestra que tiene poco de historiador y pierde toda su credibilidad cuando encabeza su artículo con “la prehistoria de la gran competición europea de clubs”.

 Si este señor estuviese bien documentado, y supiese que el prefijo pre- significa en español (y en catalán si supuestamente es catalanohablante) “anterioridad”, hablaría de la Copa Mitropa o a la Copa Latina, como antecedentes, porque la primera edición de la Copa de Europa ya es parte de la historia de la Copa de Europa.

 Y si con este texto pretende avalar a un grupo que se autodenomina “Justicia Deportiva”, que tiene como objetivo que se retiren las cinco primeras Copas al Real Madrid, simplemente lo que hace es manifestar una exaltación del complejo anti madridista que le inunda con acidez autodestructiva de sus propias entrañas. Y lo afirmo porque si creyesen en serio lo que dicen, lo primero que tendrían que hacer es exigirle a la UEFA que anule todas sus actuaciones habidas entre la fecha de su fundación y 1960, ya que fue la institución que se responsabilizó de su organización. Aunque con ello también haya que enviar al limbo las dos primeras ediciones de la Copa de Ferias…

 Lo podemos desmigar siguiendo el mismo hilo del texto, para facilitar la identificación de la manipulación que hace con lo que realmente ocurrió.

 El artículo ya empieza mal cuando explica cómo surgen los participantes. Las verdades a medias son las que llevan a mayor confusión en el lector, que en el caso de darle crédito pasa a ser una marioneta para que el autor construya un relato dirigido a promulgar unas conclusiones falsas.

 Porque en la primera Copa de Europa los equipos fueron primero tanteados desde Francia. El propio Barcelona lo fue y rechazó entrar en “algo que no tenía futuro”, apoyando la idea de Stanley Rous con su Copa de Ferias. En cambio, los clubs que se interesaron en la idea prácticamente finalizando la temporada 1954/55 se reunieron. Y, en efecto, la intervención de Santiago Bernabéu, que puso sobre la mesa con cifras los beneficios que aportaba el torneo, convenció a los asistentes que decidieron promoverlo.

 Como bien se omite en el artículo, la UEFA inicialmente optó por la propuesta de Stanley Rous, entonces presidente de la FA (la Federación de Inglaterra), para organizar una competición de selecciones de ciudades, pero acabó asumiendo la organización de la Copa de Clubs Campeones viendo que las bases del torneo ya estaban perfectamente definidas y que era mucho más viable –como así se pudo comprobar si comparamos la primera edición de la Copa de Europa con la de la Copa de Ferias-.

 El Chelsea era el campeón de liga inglés. No declinó su participación, sino que no obtuvo el permiso porque Stanley Rous, empecinado con su propuesta, inscribió a la Ciudad de Londres en su Copa de Ciudades en Feria. Era lógico que el presidente de la Federación Inglesa potenciara su torneo. El Chelsea contribuyó con sus jugadores en el combinado londinense. También, por afinidad con los ingleses, Escocia no mostró interés, algo que aprovechó el Hibernians para presentarse. Como ya veremos, en el Comité Organizador de la Copa de Europa sí había un representante británico.

 También se omite que la Copa Latina fue un antecedente fundamental de la Copa de Europa. Las finales de las últimas ediciones fueron de una espectacularidad impresionante, sin dejar de lado la calidad de los equipos participantes. Porque a los campeones de Italia y España, había que añadir a los potentes equipos franceses del momento, en especial el Stade de Reims, base de la selección francesa que en el Mundial de 1958 quedó tercera. Ese Stade de Reims tuvo un prestigio legendario durante los años 50.

 Cita que Santiago Bernabéu fue el vicepresidente del comité organizador: FALSO, con mayúsculas. Bernabéu, como ya hemos dicho, junto con Raimundo Saporta, respaldaron el proyecto mostrando los beneficios económicos que ofrecía. Su dominio del tema le llevó a ser nombrado provisionalmente vicepresidente del proyecto, pero cuando la UEFA lo asimiló, el comité organizador quedó constituido por Ebbo Schwartz (Dinamarca), presidente; Gustav Sebes (Hungría) vicepresidente; Pierre Delaunay (Francia), secretario; y Decon Bauwens (Alemania) y George Graham (Inglaterra), vocales.

 En la primera edición, con los 16 clubs que se comprometieron el proyecto. Como hemos señalado, la idea venía de la temporada anterior todavía en juego. Los primeros contactos se hicieron más a partir del historial de cada club que por el hecho de ganar la Liga –como así pasó con el Barcelona-. Bernabéu estuvo listo y colocó al Madrid ante la indecisión/negativa del Barcelona. En otros países, dado que se invitaba a los equipos más fuertes, muchos ganaron su liga. Sí entraron 7 campeones del año 1954/55, a los que hay que añadir a los tres campeones de la temporada 1953/54, porque fueron los que participaron en las primeras reuniones.

 No hubo sorteo inicial. Los octavos de final se organizaron en función a criterios geográficos y potencial de los equipos. Esos emparejamientos ya habían quedado fijados en las reuniones anteriores al hecho de que la UEFA asumiera la organización de la nueva competición. La UEFA simplemente los respetó. Porque, más que elegir rival, se negoció. Si volvemos a considerar la Copa Latina como antecedente, los cuatro equipos latinos no debían enfrentarse entre sí en esa primera ronda, por lo que se emparejaron según sus afinidades, tanto geográficas como incluso políticas, dado que entraban en juego representantes del Telón de Acero (Yugoslavia, Hungría y Polonia). En los cuartos de final ya hubo sorteo y se dio el caso de que dos de los favoritos, Stade de Reims y Real Madrid tuvieron que eliminarse con los dos más fuertes del Este.

 Los problemas diplomáticos que pudo tener el Real Madrid para poder desplazarse a Belgrado se solventaron. La impresionante documentación reunida por Antonio Arias explica claramente los pasos que se dieron.

 El artículo omite que en las semifinales el Madrid tuvo que superar al Milan y, aunque dice que la final fue un partido muy disputado, se olvida resaltar el potencial del Stade de Reims. Y esa final fue el París porque el proyecto se había gestado con el respaldo de la Federación Francesa, detalle que no hay que dejar de lado.

 El texto, en su línea, combina falsedades, omisiones y verdades a medias. El Madrid, como vigente campeón, no jugaba la eliminatoria previa, porque así estaba acordado en el reglamento de la competición. No era un privilegio del Madrid, era la aplicación del reglamento, que no es lo mismo. Y así se mantuvo hasta la edición 1967/68, en que se omitió la eliminatoria preliminar ya con 32 federaciones participantes.

 La final de la segunda edición se jugó en Madrid, no porque fuese el campeón vigente, sino porque era un reconocimiento que hizo la UEFA al club blanco por su implicación en el nacimiento de la competición. Por eso, cuando al hablar de la tercera edición dice que hubo “modificación del reglamento” para que no se repitiese la sede de Madrid es totalmente falso. La UEFA decidía en todo momento dónde se tenía que disputar la final.

 Destaca la redacción del texto cuando cita: “En esta segunda Copa de Europa, con 22 inscritos, ya entraron solo campeones de Liga… salvo el Madrid”. Como si al club español no le correspondiese participar. Luego añade “Participó pues como campeón de Europa”, que, en efecto así fue, porque el reglamento señalaba que el campeón del torneo automáticamente ganaba su derecho a participar en la siguiente edición, indistintamente al puesto que obtuviese en su liga nacional. Y así se mantiene hasta la actualidad.

 Sobre el partido de desempate entre el Rapid y el Madrid, el reglamento señalaba que los clubs acordaban la sede y solo en caso de desacuerdo, la UEFA decidiría. Llama la atención que el autor del texto no señale que lo mismo hizo el Barcelona con el Belenenses en la Copa de Ferias de 1962/63, con el Racing de Estrasburgo en la 1964/65, o con el Chelsea 1965/66. Entonces el Real Madrid pactó con el Rapid las condiciones (económicas incluidas, lógicamente) y ambos equipos decidieron jugar en Madrid. Nadie obligó a los austriacos a aceptar Madrid.

 Lo único cierto que dice es que la falta, señalada como penalti, fue fuera del área. Un error arbitral más que se añade a la lista negra de decisiones arbitrales a favor de los anfitriones en tantas competiciones… Como el del gol de Quini al Standard en la final de la Recopa 1981/82.

 Pocas pegas puede poner al éxito en la tercera Copa de Europa, que por plantilla y calidad de juego fue superior a sus rivales, incluido el poderoso Milan en la final. Sin embargo, sobre las consecuencias “políticas” del tercer triunfo consecutivo europeo lleva a sus lectores a pensar que el Madrid representaba a Franco en el mundo, cuando lo que realmente sucedió fue que el franquismo aprovechó la admiración que había en Europa hacia el club madrileño para mejorar su imagen internacional. Al Madrid europeo iban a verlo miles de trabajadores emigrantes españoles… y exiliados políticos republicanos también, así como amantes del fútbol porque era un espectáculo verlo jugar. La prensa internacional se rendía en cada exhibición madridista. Y eso llenaba de orgullo a todos los españoles, más a aquellos que se ganaban la vida fuera de España, en condiciones muy duras. El Madrid no se las mejoraba, pero les aliviaba psicológicamente con sus éxitos internacionales.

 La facilidad con que Puskas consiguió la nacionalidad española no fue por beneficiar al Real Madrid directamente. Puskas era oficialmente un refugiado político y había cumplido dos años de inhabilitación como sanción FIFA por estar en rebeldía. Santiago Bernabéu apostó por él, como podía haberlo hecho cualquier otro club occidental. La selección española también se vio beneficiada de esta nacionalización.

En referencia a los partidos de sanción tras expulsión que señala a Di Stéfano y a Puskas, la UEFA de los años 50 era muy condescendiente y era habitual suspender por solo un partido al jugador expulsado. Pasaba en casi todos los casos.

 En su afán de desprestigiar el éxito del Madrid, el autor alude a una regla anacrónicamente, cuando hace referencia a una supuesta eliminación de los blancos en las semifinales con el Atlético de Madrid si entonces hubiese regido la norma de “los goles en campo contrario”. Un comentario tan desafortunado como inapropiado para una exposición “histórica”, que es lo que presuntamente dice defender.

 Y sí, la UEFA decidió por reglamento que el desempate fuese en Zaragoza, dado que los dos clubs no se pusieron de acuerdo en qué terreno jugarlo, si en el Metropolitano o en el Bernabéu. Y el reglamento decía que en tal caso, falta de acuerdo entre los clubs, la UEFA fijaría una sede neutral, que fue Zaragoza. No había tal prohibición de desempates en la ciudad de uno de los equipos contendientes. En esa misma cuarta edición el IFK Goteborg había desempatado en su casa ante el Jeunesse de Esch en la ronda previa.

 Para la final, sigue ignorando la potencia del Stade de Reims, uno de los equipos más fuertes de su época, que tuvo la desgracia de quedar ensombrecido por el Real Madrid justo en su periodo más glorioso.

 Ya en la quinta edición, el partido contra el Niza, lo que en el artículo se califica como “encontronazo con el árbitro” la prensa del día señaló “agresión al árbitro” que llevó a la expulsión del jugador francés. Y, ya puestos a sospechar, en efecto, el árbitro no puso en marcha su reloj hasta el 3-0, antes del descanso, como así reconoció. Pero siguiendo esa línea, ¿por qué prolongó la primera parte, si disponía de otros 45 minutos para “influir en el resultado”? Más lógico es pensar que con el lío del penalti, incluida la agresión y expulsión, perdiese cierta noción del tiempo transcurrido de juego y solo al marcarse el tercer gol comprobó que tenía el cronómetro parado, por lo que dio por finalizada la primera parte.

 Finalmente, encuentra pegas hasta en el 7-3 en la final de Glasgow. Una final que en toda Europa se recordó como una sinfonía de juego y goles por parte del Real Madrid.

 Todo un texto para tratar de desacreditar al Real Madrid que con su fútbol espectacular maravilló a toda Europa y dio el prestigio necesario a una competición en la que la UEFA inicialmente tuvo sus dudas y que con esas cinco primeras ediciones se convirtió en el torneo de clubs más importante del mundo. Y en efecto, la UEFA nunca ocultó su agradecimiento al Real Madrid… quizá sea eso lo que más moleste a “Justicia Deportiva” y al señor Luque, al que le pedimos que sepa diferenciar entre prehistoria e historia. A los textos escritos me remito.

 

Visto lo anterior se agrega lo que antes este medio ha publicado sobre la creación de la Copa de Europa.

https://saltataulells.com/fuentes-primarias/sobre-la-creacion-de-la-copa-de-europa-todo-el-mundo-en-el-franquismo-queria-participar/

Para informar al lector “de la nacionalización de Puskas en un suspiro” se indica una página el BOE de fecha11 de agosto de 1958 y otra de19 de octubre de 1958.

 

Se dejan a la interpretación del lector.

Xavier G. Luque sube nota de modo muy amplio, convirtiéndose en el “Pogacar saltataulells” en el sentido del mayor mentiroso y manipulador del anterior mundo.

Continuara.