Se sale con urgencia para advertir al lector de saltataulells.com que el artículo anterior era inédito en cuanto a la publicación entera de las declaraciones de su padre, pero aunque que si bien, no con tantos detalles, Pedro Corral había publicado en 2020, aquello que Suñol hijo, era morfinómano y desfalcador.

Perdone Pedro por este lamentable fallo de adjudicarse este medio lo anterior como primicia.

El error ha sido conocido al revisar el trabajo en este blog de abajo en 2022.

https://saltataulells.com/fuentes-primarias/informacion-complementaria-al-magnifico-trabajo-de-pedro-corral-sobre-la-familia-sunol/

En el mismo se suma y complementa al trabajo de Pedro Corral, una fuente primaria del Archivo Histórico Nacional de Madrid, que no consta en el documento del juicio militar 21.480 del Archivo correspondiente de Barcelona.

En dicha publicación anterior se adjuntan una serie de trabajos de Pedro Corral, todos magníficos, pero destacando para este asunto el que va en posición cuatro, donde Pedro Corral profundiza en dicho expediente 21.480 e informa sobre el papel relevante que tuvo el españolismo periquito en la denuncia inicial sobre Suñol, padre.

De modo breve, allí indica la fragilidad personal de Suñol hijo, como morfinómano y desfalcador.

Aquí es la primera vez y en este medio la segunda, que se publica lo anterior.

(NOTA BLOG. Estas líneas están siendo trazadas fuera de Madrid donde este medio podrá demostrar, en su día, que el expediente 21.480 es conocido por el mundo “saltataulells”, pero a pesar de ello “ callem com a putes”, que José Suñol y Garriga era morfinómano y desfalcador y que tenía desesperada a su familia).

Pero aclarado este punto académico sobre lo inédito y quien fue primero, este medio conocedor del informe va a reportar al lector aspectos del mismo que no trata Pedro Corral y que también pueden ser de interés.

Por ello a continuación se informa de lo que indican las páginas 42/46 sobre las fragilidades de Suñol hijo, descritas por algún otro, que no es su padre y que complementan lo que dice el padre del hijo.

Don Juan Abelló Pascual, farmacéutico, Doctor en Ciencias Químicas , de 42 años de edad, natural de Reus, provincia de Tarragona, domiciliado habitualmente en Madrid, calle de Lagasca número, 13 Director propietario de la Fábrica de Productos Químicos farmacéuticos “ABELLÓ” y adherido al Glorioso Movimiento Nacional desde su iniciación, prestando en la actualidad sus servicios como Capitán farmacéutico en la Sección de Fabricación del Parque Farmacéutico del Ejercito del Centro, manifiesta:

Que habiendo sido requerido por el Ilmo. Sr. Delegado de Orden Público para declarar en la información abierta cerca de la persona de Don José Suñol Casanovas, de Barcelona, en cuanto afecta a la actuación política y social de este y sus relaciones en estos puntos con su hijo; declaro conocer lo siguiente:

Que con motivo de haber adquirido un solar en la playa de Salou, hizo(sic) un viaje a Reus, mi pueblo natal, y al visitar dicha playa me encontré con mi primo el Dr. Abelló, Subdirector entonces del Instituto Pedro Mata a quien acompañaba Don José Suñol hijo, quien me fue presentado.

Por conocer la costumbre que en aquel Instituto existía de salir frecuentemente los facultativos del Establecimiento que el acompañante de mi primo era un enfermo y por este motivo mi conversación tuvo un tono muy indiferente.

En dichas entrevistas el Doctor Abelló me invito a comer para el día siguiente y con tal motivo y en la conversación de sobre mesa me explicó cuál era la calidad del enfermo que le acompañaba y al exponer el caso, le presentaba como ejemplo típico de medicina legal. No encontraba él la razón, que justificara el que un tratamiento de apendicitis fuese la causa de convertir en morfinómano a un paciente, y en su exposición presentaba a este enfermo como un ejemplo manifiesto de la falta de cuidado de un clínico que había provocado en su negligencia la perturbación en la vida del enfermo y había destruido además la tranquilidad familiar. Era más triste el caso, porque se trataba de padres que tenían puesta toda la ilusión en este hijo, como hijo único, y en donde además se daba la circunstancia de que la madre tenía delicada la salud, que esta imposibilitada y el padre era modelo de padres y caballeros, quien por sus propios méritos había conseguido llegar a adquirir la posición comercial e industrial que ocupaba, soñando siempre en que su hijo pudiera ser mañana el continuador y propulsor de su obra. A pesar de las características del enfermo, Don José Suñol Casanovas no ha regateado medios para curar a su hijo, añadía: y ha llegado al sacrificio que para un padre significa el expulsar a su hijo del domicilio paterno, recluyéndole en el reformatorio de Santa Rita, finalmente nos(sic) le ha ingresado en este Instituto como ultima solución y esperanza.

A mi interrogatorio, respondió el Dr. Abelló sin grandes esperanzas de que la curación de este enfermo fuese definitiva, porque, según él, era un caso muy difícil, no solamente por la enfermedad en sí, que la tenía muy arraigada, sino por tratarse de un carácter tan impulsivo y afable al mismo tiempo y con tan altas cualidades convincentes, que eran condiciones que unidas a una inteligencia clara, pero extraviada, hacían proveer que un día por una razón fortuita pudiera resurgir el habito con mas intensidad, y que lo mismo podría conducirle al misticismo que convertirle en el espíritu más anárquico y perturbador de la sociedad, sin que hubiera ni carisma, ni fuerza moral, ni medio alguno terapéutico , ni psico, que lo pudiera evitar

En contraste con este enfermo, me describió otro que en aquel entonces se encontraba en el mismo Instituto, cuyo paciente era un eminente medico de Madrid, cuyo nombre me reservo por haberme sido confiado al amparo del secreto profesional y es el que tenia absolutaseguridad(sic)de conseguir su curación.

En mi exposición que acabo de hacer, he tratado de reflejarlos hechos reales con absoluta exactitud y he pedido hacerlo así porque ellos quedaron en mi vida como ejemplo trágico y típico de cómo puede la morfinomanía destrozar un hogar y el porvenir de un hombre. La confianza no frecuente en el Dr. Abelló en cuanto se refería a asuntos profesionales, para que por las circunstancias especiales  que he señalado tuvo conmigo, por lo que se refiere al diagnostico de este enfermo, fue sin duda la base para que el mencionado Dr. fuera confiándome en años sucesivos hechos relacionados con la vida de este enfermo, que vienen a comprobar el diagnóstico precoz que mi primo había trazado con respecto a este enfermo y que pueden ser útiles e interesantes a los efectos de esta información solicitada y que voy a relatar por su interés aun a trueque de dar una mayor extensión.

Pasó algún tiempo y un día mi primo me visitó en Madrid acompañado del Sr. Suñol ( hijo) con motivo de hacer este ultimo un viaje de negocio a Sevilla, comprendiendo que el pretexto de acompañarle el Dr. Abelló era por su calidad de médico.

El Sr. Suñol tuvo la delicadeza para conmigo de invitarme a cenar, pero la concurrencia y por el número de mujeres que en aquella se reunieron y por las palabras entrecortadas que se cruzaron entre el Sr. Abelló y el Sr. Suñol, inmediatamente comprendí que este no ajustaba sus movimientos sociales a lo convenido al emprender el viaje con el Dr. Abelló. Por este hecho y por lo que sucedió en el transcurso de la cena, mi situación no era agradable.

Al regreso de Sevilla, me visitó de nuevo mi primo y al interrogarle sobre el resultado del viaje, me describió una escena violenta que acababa de tener con el Sr. Suñol ( hijo) por haberle amonestado por su conducta durante el vieje y por el excesivo gasto que había hecho en el mismo, habiéndole amenazado que de seguir por aquel camino de despilfarro, que no era el convenido, él no podía seguir como médico, pero también como tal, tenia del(sic) deber de exponerle a su padre D. José Suñol Casanovas, toda la verdad. La reacción del enfermo fue de tal naturaleza, por lo visto, que le hizo en sentido negativo, con tal violencia, que pensó que había perdido en un instante todo lo que había logrado a fuerza de tanto trabajo, según él. El Dr. Abelló, razonando en voz alta y consideraba por otra parte que plantear fríamente esta situación al padre del enfermo, que era hombre de vida metódica, honrada y dedicado por entero a su trabajo, podía dar lugar a que no comprendiendo él exactamente la enfermedad, se produjera un choque con el hijo, con tal violencia, que no solo no tuviera arreglo posible en toda la vida, sino diera lugar a un desvío tal del hijo de acuerdo con la amenaza que este había hecho en el transcurso de la discusión. He aquí como aparece en este momento comprobada la primera afirmación que el Dr. Abelló me hizo cuando presentó la historia clínica de dicho enfermo, en honor a la verdad el propio Dr. Abelló a quien yo note herido en su dignidad, luchaba profesionalmente consigo mismo para sin dejar de mantener su postura no dar lugar a cortar el tratamiento ni a producir en el seno de la familia Suñol, la conmoción que hubiera producido el esponer(sic) toda la verdad y puedo afirmar que salió de mi despacho con el firme propósito de seguir trabajando para llevar por el camino del equilibrio y del trabajo a aquel enfermo.

Con otros motivos, volví a tratar al Sr. Suñol y en uno de mis viajes a Barcelona me presentó a su padre Don José Suñol Casanovas.

Un poco antes del advenimiento de la nefasta Republica y al salir de dar mi última clase del Instituto de San Isidro me esperaba mi primo el Dr. Abelló, quien me notificaba que había ido a buscarme con el objeto de hacer tiempo porque hacia un viaje muy rápido y era su principal objeto entrevistarse con el Sr. Suñol ( hijo) por un asunto muy grave y urgente en el que su actuación profesional le obligaba a intervenir. Por la tarde me visitó de nuevo mi primo y me describía una escena violenta con el Sr.Suñol, provocada por haberle amenazado el Dr. Abelló de contar a Don José Suñol ( padre) toda la vida silenciosa que su hijo llevaba y que había dado lugar con su despilfarro a disponer de 300.000 pesetas del negocio, sin que su padre conociera el hecho; parte de las cuales habían sido destinadas al sostenimiento de un periódico político y a otros manejos de este orden y consumidas también por gentes que le adulaban de no muy clara actuación social. No he de repetir todo lo manifestado por mi primo para repetir la escena y solo quiero concretarle reproduciendo el hecho de que reaccionó el Sr. Suñol a dichas amenazas manifestando al Dr. Abelló que le pedía que no se volviera a mezclarse en sus asuntos y que en ultimo termino, si su padre sabedor de la verdad le negaba todo apoyo económico, el arrepentimiento y el remordimiento que sobre su conciencia caería por haber provocado esta situación, seria muy grande, porque el juraba que su propio padre no tendría fortuna bastante para evitar y desviarle del camino que pensaba emprender. Por el relato del Dr. Abelló y por su nerviosismo, saque la impresión de que la discusión fuera algo más que palabras. El Dr. Abelló salió aquella tarde para Barcelona, para exponer con toda claridad, al padre la verdad de todo lo que ocurría, apelando para ello al testimonio del apoderado de la casa.

Mas tarde supe que el Sr. Suñol padre, con motivo de estos hechos había enfriado su amistad con el Dr. Abelló, porque consideraba que lo mismo este que el apoderado, no debieron ocultarle la verdad al extremo de que alcanzara tan grandes proporciones.

Ya diputado el Sr. Suñol hijo, mis relaciones se habían convertido en comerciales y a una carta que escribió la Sección Técnica de mi Fabrica a la casa que dicho Sr. dirigía con motivo de haber encontrado en un alcohol que me suministraba gran cantidad de reductores que no me permitía usarlo, se provocó una entrevista en la que yo medio en broma y medio en serio, me permití afear su conducta política llegándole a decir que los catalanes que sentíamos a España y no compartíamos sus ideas, teníamos que acabar correspondiendo a su política no consumiendo su alcohol. Siempre en tono de broma y con los medios que su afabilidad le proporcionaba, procure salir por la tangente, razonando con equívocos y desviando su conversación rápidamente al terreno comercial en el que procuró y trató de complacerme.

En esta entrevista el Sr. Suñol me mostró la cicatriz de la operación que habría sufrido para extirparle la vesícula biliar y por asociación de ideas apareció en mí el pretexto del uso de la droga.

No habiendo solucionado satisfactoriamente mis deseos, dejé de adquirirle el alcohol al Sr. Suñol, lo que motivó una visita de un empleado de su organización a quien manifesté: Que además de las razones de orden técnico, también las razones de orden político no me permitían consumir el alcohol a persona que con mi dinero le ayudaba a fomentar una política que destruía todos los principios del orden y las tradiciones de España. Ajustándome a los hechos ocurridos, debo afirmar que dicho empleado trato de justificar dicha conducta política en el carácter desviado del Sr. Suñol ,ensalzando por otra parte, con entusiasmo y en contraste, la conducta política y social del padre, fundador de la Compañía de Industrias Agrícolas, del que me contó tal cantidad de detalles de su vida en relación con sus empleados y en su intervención en el sentido nacional en la dirección de la industria, que estaba en patente contrapartida con la conducta política de su hijo, a la que, según él, constituía una verdadera perturbación en la tranquilidad de su vida. Aquel empleado en la defensa y esposición (sic)  de la vida y exposición del Sr. Suñol Casanovas, imprimía tal calor y entusiasmo, que afirmaba que todos sus empleados sentían por él, fundador de la casa, igual admiración.

A raíz de los sucesos del año 34, con motivo de un telegrama enviado por aquí a un familiar con destacada actuación política en Cataluña, sufrieron las relaciones, con parte de mi familia, un enfriamiento que dio lugar a que yo pasará largo tiempo sin ver ni hablar a la mayoría de ellos, pero en mayo del año 36, recibí la visita en mi Fabrica de mi primo el Dr. Abelló, quien me justifico su viaje con motivo de haber llegado a su conocimiento el hecho que el Sr. Suñol hijo había abierto una cuenta de crédito en el Banco de Bilbao en Barcelona, y como tenía el convencimiento de que el Sr. Suñol padre lo desconocía, no quería dar lugar si se retrasaba su intervención a que sucediera de nuevo lo que en el año 31, pero esta vez pensaba tenerla entrevista acompañado de una tercera persona cuyo nombre no recuerdo, con objeto de ver si entre los dos conseguían que el Sr. Suñol hijo cortará dicha cuenta y diera la promesa de retirarse de la política, que tanto daño moral y material le estaba haciendo. Desconozco el resultado de estas gestiones, porque no volví a ver a mi primo.

En resumen: Considero al Sr. Suñol hijo como una víctima de la morfinomanía, no se me oculta cuanto empeño y medios han puesto al logro de remediar este desvío moral los padres del Sr. Suñol.

También afirmo conocer por referencias de las personas citadas en este escrito y de D. Arturo Suqué Sucena (q.e.p.d.) la intachable conducta moral y política españolista de D. José Suñol Casanovas.

Que aunque la mayoría de los hechos relatados en esta declaración me han sido confiados por las circunstancias expuestas, han surgido en virtud de una actuación profesional y como tales los declaro a los efectos del requerimiento que se me hace.

Y para que conste donde convenga, firmo la presente declaración en Valladolid a tres de Agosto de mil novecientos treinta y ocho.

Tercer Año Triunfal

Cuando corresponda este asunto continuara con aspectos de interés para el lector que no han sido tratados expresamente por Pedro Corral y que sobre todo serán manifestaciones de testigos en el asunto de si el padre estaba de acuerdo y ayudaba a su hijo a financiar medios antiespañoles.

 

Continuará.